La batalla por el futuro de la web y de la inteligencia artificial acaba de dar un giro inesperado. Perplexity AI, la joven pero ambiciosa startup conocida por su buscador impulsado por inteligencia artificial, ha lanzado una oferta no solicitada de 34.500 millones de dólares para adquirir Chrome, el popular navegador de Google. La propuesta, confirmada este martes por CNBC, no solo sorprende por la magnitud de la cifra —superior al valor actual de Perplexity—, sino también por el contexto regulatorio y competitivo en el que se produce.
La operación, de concretarse, supondría una de las transacciones más disruptivas en la historia reciente de la tecnología. Chrome no es solo el navegador más utilizado del mundo; es también un pilar estratégico de Google, que lo utiliza como vía de entrada a su ecosistema de servicios y como fuente crucial de datos para su negocio publicitario.
Una jugada audaz en medio de la presión antimonopolio
El movimiento de Perplexity no surge de la nada. El año pasado, Google perdió un juicio histórico contra el Departamento de Justicia (DOJ) de Estados Unidos, que le acusó de mantener un monopolio ilegal en el mercado de las búsquedas online. Entre las medidas correctivas, el DOJ propuso que Google se desprendiera de Chrome, argumentando que su control sobre el navegador limitaba la competencia y reforzaba su dominio en la publicidad digital.
La resolución judicial señaló que Chrome, lanzado en 2008, se ha convertido en un acceso crítico a internet para millones de usuarios en todo el mundo. Al obligar a Google a venderlo, el regulador busca “nivelar el terreno de juego” y permitir que otros motores de búsqueda puedan competir en igualdad de condiciones.
Perplexity, que en julio fue valorada en 18.000 millones de dólares tras una extensión de financiación —y que apenas meses antes estaba en 14.000 millones—, ve en esta coyuntura una oportunidad única para posicionarse como una alternativa real a Google en el ecosistema de búsqueda y navegación. La empresa afirma que cuenta con el respaldo de varios inversores de capital riesgo dispuestos a financiar la operación.
Un nuevo frente en la guerra de la IA
La oferta llega en un momento en el que la carrera por el liderazgo en inteligencia artificial generativa está en plena efervescencia. Gigantes como Meta, OpenAI y la propia Google compiten ferozmente por captar talento, invirtiendo miles de millones en infraestructuras y ofreciendo paquetes salariales astronómicos a ingenieros especializados.
Perplexity, fundada con la misión de ofrecer respuestas claras y rápidas enlazadas a sus fuentes originales, lanzó recientemente su propio navegador, Comet, también impulsado por IA. La adquisición de Chrome no solo ampliaría su base de usuarios de manera instantánea, sino que le daría acceso a una infraestructura global que podría integrar con su motor de búsqueda y sus capacidades de IA, redefiniendo la experiencia de navegación.
La startup no es ajena al interés de los grandes. A principios de año, Meta exploró la posibilidad de adquirirla, aunque las conversaciones no prosperaron. Sin embargo, esta vez es Perplexity la que ha tomado la iniciativa, lanzando un golpe de efecto que podría reconfigurar el mapa del poder digital.
El futuro de esta operación dependerá de múltiples factores: la respuesta de Google, las condiciones que impongan los reguladores y la capacidad de Perplexity para convencer al mercado de que puede manejar un activo de la envergadura de Chrome. Si se concreta, estaríamos ante una transacción capaz de alterar tanto la industria de la inteligencia artificial como la del propio internet.
En un sector acostumbrado a movimientos estratégicos calculados, esta apuesta de Perplexity es tan audaz como incierta. Lo único seguro es que, desde hoy, el pulso por el control de la puerta de entrada a la web nunca había estado tan abierto.