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El centro de datos de OpenAI en Abu Dabi será más grande que Mónaco

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OpenAI, la compañía detrás de algunos de los desarrollos más avanzados en inteligencia artificial a nivel mundial, está a punto de embarcarse en una de las iniciativas de infraestructura tecnológica más ambiciosas jamás vistas. De acuerdo con un informe reciente de Bloomberg, la empresa planea construir, junto con socios estratégicos, un campus de centros de datos en Abu Dabi con una capacidad energética de 5 gigavatios, una magnitud que supera ampliamente los estándares actuales de la industria.

El centro, que se erigirá en colaboración con G42 —un conglomerado tecnológico con sede en Abu Dabi— abarcaría una superficie de más de 25 kilómetros cuadrados, una extensión que lo haría más grande que el principado de Mónaco. Para ponerlo en contexto, esta instalación consumiría tanta energía como cinco reactores nucleares, convirtiéndose no solo en el proyecto más grande de OpenAI hasta la fecha, sino en uno de los más descomunales del mundo en términos de infraestructura dedicada exclusivamente a la inteligencia artificial.

Stargate: el plan global para revolucionar la infraestructura de IA

Este megaproyecto forma parte de una visión más amplia conocida como Stargate, una iniciativa conjunta anunciada en enero de 2024 que une a OpenAI con gigantes como SoftBank y Oracle. El objetivo de Stargate es desarrollar una red de centros de datos masivos a lo largo del planeta, equipados con los chips más potentes del mercado para satisfacer la creciente demanda de procesamiento que requiere la inteligencia artificial de nueva generación.

Mientras que el primer campus de Stargate ya está en marcha en Abilene, Texas, y alcanzará una capacidad de 1,2 gigavatios, la nueva instalación en Medio Oriente multiplicaría por más de cuatro esa cifra. Esto posicionaría a Emiratos Árabes Unidos como un actor central en la carrera por el dominio de la infraestructura tecnológica para IA, desplazando el foco desde los tradicionales polos de innovación como Estados Unidos o Europa.

Pero el proyecto va mucho más allá de lo meramente técnico. Representa un símbolo geopolítico, un punto de convergencia entre intereses estratégicos, tecnológicos y económicos de potencias globales. La creciente colaboración entre Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos en el ámbito de la inteligencia artificial no ha pasado desapercibida en Washington, donde algunos legisladores han manifestado su preocupación por los posibles riesgos asociados a estas alianzas.

Un socio controversial: G42 y sus vínculos con China

El nexo entre OpenAI y G42 no es nuevo. Ambas organizaciones formalizaron su cooperación en 2023 con el objetivo de acelerar la adopción de la inteligencia artificial en la región. En una visita a Abu Dabi ese mismo año, el CEO de OpenAI, Sam Altman, elogió al país árabe por su temprana visión tecnológica, afirmando que Emiratos “hablaba de inteligencia artificial antes de que fuera una moda”.

Sin embargo, la figura de G42 no ha estado exenta de controversia. Fundada en 2018, la empresa está presidida por el jeque Tahnoon bin Zayed Al Nahyan, asesor de seguridad nacional de Emiratos y hermano del actual gobernante del país. En los últimos años, G42 ha sido objeto de escrutinio por parte de autoridades estadounidenses debido a sus relaciones con entidades chinas sancionadas, como Huawei o el Instituto de Genómica de Pekín, así como sus posibles vínculos con redes de inteligencia de ese país.

Ante la presión de legisladores de Estados Unidos, el CEO de G42 declaró a principios de 2024 que la compañía había cambiado su enfoque estratégico. Aseguró que se habían deshecho de todas sus inversiones en China y que ya no mantenían ninguna presencia física en ese país. Esta aclaración buscó calmar las aguas en medio de tensiones crecientes entre Washington y Pekín por el control de las tecnologías de nueva generación.

Poco después, Microsoft —principal inversor de OpenAI y con intereses propios en la región del Golfo— reforzó su compromiso con G42 mediante una inversión de 1.500 millones de dólares, y el presidente de la tecnológica, Brad Smith, se unió al consejo de administración del conglomerado emiratí. Esta movida consolidó aún más la alianza entre ambas partes y dejó claro que, pese a las reticencias, el vínculo entre Silicon Valley y Medio Oriente sigue fortaleciéndose.

El futuro de la inteligencia artificial pasa por el desierto

Lo que se está gestando en Abu Dabi no es simplemente un complejo de servidores. Es un epicentro del futuro digital, una obra de infraestructura destinada a impulsar las capacidades de la inteligencia artificial hacia un nuevo umbral. El tamaño, la escala energética y los actores involucrados evidencian un cambio de paradigma: el poder de la computación no se limitará a los grandes centros tradicionales de innovación, sino que emergerá en nuevos polos estratégicos que hasta ahora parecían secundarios.

Con este movimiento, OpenAI no solo está expandiendo su capacidad técnica, sino también reconfigurando el mapa global de la inteligencia artificial. Abu Dabi, con sus recursos, ambición y voluntad política, se posiciona como un enclave clave en esta nueva era. La pregunta ya no es si los datos moverán el mundo, sino desde dónde se procesarán esos datos que darán forma al futuro de la humanidad.

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