Robótica

Apptronik crea Elevate Robotics: del humanoide al músculo industrial

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La carrera por construir robots capaces de integrarse en la economía real está entrando en una nueva fase. Apptronik, la compañía texana que ha ganado notoriedad con su robot humanoide Apollo, ha anunciado la creación de Elevate Robotics, una filial que marca un giro estratégico: aplicar la misma tecnología puntera que dio vida a sus humanoides a un campo menos glamuroso, pero con un mercado inmediato y de enorme potencial, el de la automatización industrial pesada.

El movimiento no es casual. Mientras el sector de los humanoides vive una etapa de efervescencia mediática, las aplicaciones comerciales avanzan con lentitud. Elevate surge como una apuesta pragmática: llevar la robótica de Apptronik más allá de la forma humana para atacar nichos donde la demanda es clara y urgente.

Más allá de la figura humana: el músculo de la automatización

Apptronik nació con la misión de crear robots de propósito general que colaboren con los humanos. En esa búsqueda, la compañía ha desarrollado durante más de una década tecnologías que hoy constituyen un catálogo de innovación en sí mismo: exoesqueletos, plataformas bípedas, brazos robóticos capaces de levantar más que su propio peso gracias a sistemas de compensación de gravedad, y manipuladores móviles que combinan movilidad y fuerza en un solo cuerpo.

Con Elevate Robotics, todo ese bagaje tecnológico se traduce en máquinas diseñadas para trabajos de gran escala industrial, desde la manipulación de cargas hasta operaciones en sectores como la automoción, la electrónica o la logística. Su Scorpio mobile manipulator, por ejemplo, encarna esa filosofía: un sistema que puede levantar más de lo que pesa, abriendo posibilidades que trascienden las limitaciones humanas.

La nueva filial, liderada por Paul Hvass —ex cofundador de Plus One Robotics—, operará de manera independiente, aunque conservará el ADN de Apptronik: una visión centrada en el ser humano, pero aplicada ahora a entornos donde la necesidad no es la interacción social, sino la productividad extrema.

Competencia feroz en humanoides, oportunidad en la industria

La decisión de separar el foco estratégico llega en un momento clave. El mercado de humanoides está cada vez más concurrido. Empresas como Agility Robotics, Figure AI y Boston Dynamics, respaldada por Hyundai, están desplegando o preparando entregas de robots humanoides para clientes industriales. Las inversiones son masivas, pero la implantación real en fábricas y almacenes sigue siendo limitada. GXO Logistics, por ejemplo, apenas ha desplegado una pequeña flota de humanoides Digit en una instalación de Spanx, mientras que Figure AI está enviando sus primeras unidades comerciales y Hyundai planea pedidos a gran escala a medio plazo.

Apptronik, respaldada por 403 millones de dólares en financiación Serie A y colaboraciones con gigantes como Mercedes-Benz, GXO Logistics y Google DeepMind, ha apostado fuerte por Apollo. Sin embargo, la creación de Elevate sugiere que la compañía no quiere depender únicamente de un mercado aún incipiente y de alto riesgo. Al abrir una división enfocada en la automatización no humanoide, diversifica su portafolio y se posiciona para capturar ingresos en aplicaciones más inmediatas.

La apuesta estratégica: dos caminos hacia la robótica del futuro

La coexistencia de Apollo y Elevate dentro del ecosistema Apptronik refleja dos horizontes distintos. El primero, el humanoide, encarna la visión a largo plazo: robots que puedan trabajar codo a codo con las personas en tareas generalistas, integrándose en la economía y en la vida cotidiana. El segundo, Elevate, responde a una necesidad urgente: resolver problemas de mano de obra, productividad y seguridad en entornos industriales, donde la demanda de soluciones robóticas supera ya la oferta.

Al separar ambos caminos bajo estructuras distintas, Apptronik busca evitar que el lento despegue del humanoide frene su crecimiento. Elevate puede generar tracción comercial inmediata, mientras Apollo continúa avanzando en la compleja carrera hacia la autonomía general.

El movimiento, en definitiva, ilustra la maduración de la industria: la robótica ya no es solo un experimento futurista, sino un negocio que empieza a segmentarse, especializarse y responder a realidades económicas concretas.

Apptronik y su nueva filial Elevate Robotics simbolizan dos caras de la misma moneda: la aspiración de crear robots que transformen la relación entre humanos y máquinas. Pero mientras Apollo apunta al ideal de un compañero humanoide, Elevate representa la disciplina de atender las necesidades inmediatas de fábricas, almacenes y cadenas de suministro globales.

La pregunta es si esta doble estrategia permitirá a Apptronik consolidarse como un actor imprescindible en la nueva economía robótica. Lo cierto es que, con un mercado cada vez más competitivo y con gigantes industriales moviendo ficha, el tiempo será el juez. Lo que hoy se presenta como diversificación puede convertirse en la clave para que Apptronik trascienda la narrativa de la “próxima gran cosa” y se convierta en una compañía capaz de entregar valor aquí y ahora.

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