En un movimiento que refleja la creciente ambición de China por liderar la próxima generación de inteligencia artificial aplicada al mundo físico, Alibaba Cloud ha encabezado una ronda de financiación de 100 millones de dólares en la joven startup X Square Robot. La compañía, con sede en Shenzhen y fundada en diciembre de 2023, ha logrado en menos de dos años atraer cerca de 280 millones de dólares en capital, un ritmo de captación que revela la magnitud de las expectativas depositadas en los robots humanoides.
La operación no ha sido un esfuerzo aislado. Fondos de capital riesgo como HongShan (antes Sequoia Capital China), Meituan, Legend Star, Legend Capital e INCE Capital se sumaron a la ronda, consolidando un ecosistema inversor que observa en la robótica humanoide una convergencia entre hardware avanzado y el boom de la inteligencia artificial generativa. El entusiasmo parte de una premisa simple: las máquinas, para ser útiles en la vida cotidiana, deben ser capaces de entender y ejecutar tareas complejas sin supervisión constante.
“Durante décadas, los robots se han limitado a funciones muy concretas como agarrar objetos o realizar movimientos repetitivos. Ahora, gracias a la IA, pueden aspirar a un nivel de autonomía mucho mayor”, explicó Yang Qian, directora de operaciones de X Square Robot. La ejecutiva reconoce que la industria aún está lejos de replicar las capacidades conversacionales de modelos como ChatGPT, pero confía en que la brecha se cerrará en los próximos años.
La apuesta por el código abierto y la carrera por el mercado
Más allá de la financiación, la compañía sorprendió al anunciar el lanzamiento de Wall-OSS, un modelo de inteligencia artificial para robótica en formato abierto. Con ello, X Square Robot se posiciona como la primera startup china en liberar de forma gratuita una base tecnológica de este tipo, con el objetivo de acelerar la adopción y la innovación en torno a lo que denomina “IA encarnada”, es decir, aquella que se integra en máquinas físicas como robots o vehículos autónomos.
La estrategia recuerda a los movimientos que han definido la industria del software en otras épocas: abrir la tecnología a la comunidad para ganar tracción y crear estándares de facto. Según Yang, este paso es esencial para que los “mayordomos robóticos” puedan ser una realidad en un plazo de cinco años. Una afirmación audaz, aunque difícil de verificar de forma independiente.
Mientras tanto, el mercado comienza a ver avances tangibles. La empresa presentó también su modelo Quanta X2, un robot capaz de realizar limpieza con cabezales de fregona intercambiables y dotado de manos que detectan variaciones de presión, un rasgo más cercano a la sensibilidad humana. Aun así, el reto económico sigue siendo monumental. Según datos de la firma de investigación Humanoid Guide, el precio actual de un robot de estas características ronda los 80.000 dólares, muy lejos del umbral de 10.000 que los expertos consideran necesario para una adopción masiva en hogares.
La comparación con competidores ilustra la disparidad de enfoques. Unitree, otra firma china, comercializa humanoides por apenas 16.000 dólares, aunque sus capacidades son mucho más limitadas. X Square Robot apuesta por funcionalidades más avanzadas, confiando en que la reducción de costes de hardware en los próximos tres a cinco años permitirá cerrar la brecha.
Entre la oportunidad y la incertidumbre
El interés no se limita a China. La compañía ya mantiene conversaciones con potenciales clientes en Japón y Singapur, mientras que en su país natal ha empezado a generar ingresos vendiendo unidades a escuelas, hoteles y residencias de mayores. Su modelo de negocio aún está en construcción, pero Yang asegura que el próximo año el volumen de ventas crecerá de forma significativa, al tiempo que prepara el terreno para una futura salida a bolsa.
La apuesta de Alibaba y de otros inversores ilustra cómo la robótica humanoide se está convirtiendo en el nuevo terreno de competencia tecnológica global. Tras la irrupción de modelos generativos de lenguaje como ChatGPT en 2022, la industria ha pasado de imaginar asistentes virtuales en pantallas a proyectar asistentes físicos en la vida cotidiana. China, que tardó más de dos años en presentar un rival competitivo a los chatbots occidentales, busca ahora adelantarse en la integración entre IA y hardware, un segmento donde los gobiernos ven implicaciones estratégicas en manufactura, servicios y seguridad nacional.
Sin embargo, el entusiasmo choca con limitaciones técnicas y económicas. La inteligencia artificial aplicada a robots no cuenta todavía con métricas claras que midan su progreso, y la autonomía plena sigue siendo un horizonte incierto. La propia Yang admite que pasarán al menos doce meses antes de que un robot pueda ejecutar con fluidez tareas cognitivas comparables a las que hoy realizan los chatbots avanzados.
Aun con esas reservas, la dirección del viaje parece marcada. La inversión de Alibaba en X Square Robot no solo proporciona capital, sino también credibilidad y acceso a un ecosistema tecnológico que podría acelerar la convergencia entre nube, IA y robótica. Si las previsiones de la startup se cumplen, en pocos años los hogares podrían empezar a debatirse entre contratar ayuda doméstica o adquirir un “mayordomo” metálico con rostro humanoide.
Lo que está en juego no es únicamente un nuevo mercado de consumo, sino la redefinición de cómo interactúan los seres humanos con las máquinas. China ha puesto su bandera en esa carrera y, con apuestas de este calibre, deja claro que no piensa ceder terreno.